
Dicen que soy buenísima besando y creo que es porque es una de las cosas que más disfruto
Condujimos a lo largo de más de veinte minutos, sin que nadie hablara. Los únicos ruidos eran los de la respiración de mi esposa y el suave sonido húmedo de sus dedos entrando y saliendo de su coño. El silencio fue finalmente roto por la muda y ronca voz de Laura.