EL PULGAR DE LA DISCORDIA

Entonces, señoras, levante su falda y siéntese cómodamente en el regazo expuesto de su hombre. Si aún estás seco, lubrica tu vagina o bien pídele a tu hombre que haga los honores. Tenga la seguridad de que absolutamente nadie que pase por allá va a tener alguna idea de lo que ocurre.